De las cáscaras desprendidas al ingresar las papas en la peladora, se realizan lavados sucesivos para desprender todo el almidón posible. Tras recuperar el residuo líquido, este debe decantarse para obtener el sólido. Una vez que se seca en estufa, queda el almidón. Para elaborar el bioplástico, se vierten sobre un recipiente con el almidón agua, glicerina y vinagre, mezclando hasta obtener una solución homogenea. Sobre un agitador térmico, la solución se calienta hasta que adquiera una consistencia gomosa. Por último, se vierte la solución para su moldeado. Cada muestra debe someterse a una prueba de tracción, elongación y biodegradabiliad para verificar su funcionalidad como bioplástico. Las pruebas de tracción y elongación indicaron un esfuerzo máximo de 1.47 MPa y una elongación máxima de 19,99%, el análisis infrarrojo (FTIR) indica variaciones que explican la formación de enlaces característicos del bioplástico. En la prueba de biodegradabilidad, el bioplástico alcanza 64,21%, seguido muy de cerca por la celulosa con 63,51%, el polietileno de baja densidad (PEBD) obtuvo 6,95%.