Chile posee 17,5 millones de hectáreas de bosque y obtiene el 23% de su energía primaria de la biomasa de leña, combustible ampliamente utilizado en calefacción doméstica. Este elevado consumo de leña afecta directamente a la contaminación atmosférica en Chile. Anualmente, cerca de 10 millones de personas son expuestas a concentraciones sobre 20 mg/m3 de Material Particulado menor a 2,5 µm (MP2.5). Actualmente Chile está invirtiendo en la generación de pellets alternativos a la biomasa forestal ya que los rastrojos del trigo abundan enormemente en chile, produciéndose 1,8MT/año. Además, la práctica habitual para eliminar estos rastrojos es la quema, generando un gran impacto ambiental. A pesar de las características poco prometedoras de esta biomasa (tamaño irregular, baja densidad, bajo poder calorífico, entre otros), la Universidad de la Frontera ha optimizado un proceso de torrefacción (proceso térmico realizado a temperaturas moderadas bajo un ambiente inerte) para generar pellets con rastrojos de trigo. El pellet (black pellet) producido a escala piloto con esta biomasa torrefactada fue caracterizado de acuerdo con la normativa europea ISO 17225-1 (2014). Se alcanzó un incremento de la densidad aparente de 469 kg/m3 a 568 kg/m3 gracias al pretratamiento de torrefacción.