Las tenerías producen residuos orgánicos clasificados como peligrosos. Estos residuos orgánicos son desechos sólidos procedentes de la depilación, recorte, descarne y adelgazamiento de los cueros, perdiendo un 16% del peso de la piel en este proceso. Por sus características orgánicas, este material puede ser fácilmente degradable mediante compostaje, proceso biológico aerobio que aprovecha los microorganismos presentes en el mismo material que se va a procesar, para convertir el material orgánico biodegradable en un producto humificado útil para la agricultura. Para favorecer este proceso, se utiliza bagazo de Agave tequiliana, una fibra residual de la industria del Tequila, caracterizada por ser muy porosa por el desgarre que sufre durante el proceso de extracción de los azúcares del agave. En una caja de madera con el piso cubierto de plástico se coloca al inicio del llenado una capa de bagazo de agave, seguida de una capa de intestinos de cerdo “composta verde” y otra de material de descarne. Con este proceso de biodegradación por capas se produce un producto para fertilizar el suelo con bastante potencial agronómico, aunque con presencia de E. coli.